Ya estamos en casa.
Han sido unos días agotadores, pero ha merecido la pena. Lo hemos pasado de maravilla. Hemos estado, y ya son unas cuantas veces en Cantabria y Asturias. Pero no nos cansamos de ir. Cada vez, descubrimos cosas nuevas y cada vez más bonitas. La verdad que nuestro gran sueño es tener una casa allí. Sobretodo en Cantabria, que nos pilla más cerca. Pero o nos toca la lotería o seguramente no podremos hacer este sueño realidad. Aunque como soñar es gratis lo hacemos cada vez que vamos. De momento para conformarmos, por lo menos una vez al año nos dejamos caer por allí. Desde que mi marido y yo estamos juntos, hemos ido allí todos los años, hasta incluso más de una vez. Sólo fallamos en el 2.006. Íbamos a ir, pero el peque se puso malito y esperamos a que creciese un poco. Pero en sus casi tres años de vida, ya ha estado dos veces.
Nada más llegar a Novales, a la casa rural La Abadía, nos enteramos de otro atentado más de esos indeseables. Sólo me hago una pregunta. ¿Hasta cuándo? ¿Cuándo se acabará?
La casa estupenda y el trato magnífico. Sólo puedo decir, que nos fuimos contentísimos. Estuvimos en Comillas y Santillana esa misma tarde.
Al día siguiente a Santander. Es la ciudad que más me gusta después de la mía claro. Si alguna vez me tuviera que ir de aquí, me gustaría que fuera allí. Yo suelo decir, que es como Logroño pero con mary Corte Inglés. Que eso es lo que falta aquí. Me compré además un dedal para mi pequeña colección.
El domingo nos fuimos a Covagonda. Como dice Sergio a ponerle unas velas a la Virgen. Nos encontramos mucha nieve, y hacía mucho frío, pero lo pasamos estupendamente.
A la vuelta tocaba cambio de casa. Y lo hicimos con tiempo, porque el pueblo era Ubiarco y la carretera desde Santillana estaba cortada por obras. La verdad que no fue nada complicado llegar. Y llegamos a una casa idílica. Posada Gema. Sinceramente, una auténtica pasada. Desde aquí quiero recomendarla a todo el mundo. La dueña era una chica majísima y la casa de 10 sobre 10.El pueblo es precioso. Tanto, que ya estamos pensando en volver.
Y de labores también hice algo. En el coche mientras íbamos de aquí para allá. De punto de cruz, que es bastante más cómodo. Ya he acabado otra cosita. De momento de las que que más me corren prisa ya he hecho la mitad.
Han sido unos días agotadores, pero ha merecido la pena. Lo hemos pasado de maravilla. Hemos estado, y ya son unas cuantas veces en Cantabria y Asturias. Pero no nos cansamos de ir. Cada vez, descubrimos cosas nuevas y cada vez más bonitas. La verdad que nuestro gran sueño es tener una casa allí. Sobretodo en Cantabria, que nos pilla más cerca. Pero o nos toca la lotería o seguramente no podremos hacer este sueño realidad. Aunque como soñar es gratis lo hacemos cada vez que vamos. De momento para conformarmos, por lo menos una vez al año nos dejamos caer por allí. Desde que mi marido y yo estamos juntos, hemos ido allí todos los años, hasta incluso más de una vez. Sólo fallamos en el 2.006. Íbamos a ir, pero el peque se puso malito y esperamos a que creciese un poco. Pero en sus casi tres años de vida, ya ha estado dos veces.
Nada más llegar a Novales, a la casa rural La Abadía, nos enteramos de otro atentado más de esos indeseables. Sólo me hago una pregunta. ¿Hasta cuándo? ¿Cuándo se acabará?
La casa estupenda y el trato magnífico. Sólo puedo decir, que nos fuimos contentísimos. Estuvimos en Comillas y Santillana esa misma tarde.
Al día siguiente a Santander. Es la ciudad que más me gusta después de la mía claro. Si alguna vez me tuviera que ir de aquí, me gustaría que fuera allí. Yo suelo decir, que es como Logroño pero con mary Corte Inglés. Que eso es lo que falta aquí. Me compré además un dedal para mi pequeña colección.
El domingo nos fuimos a Covagonda. Como dice Sergio a ponerle unas velas a la Virgen. Nos encontramos mucha nieve, y hacía mucho frío, pero lo pasamos estupendamente.
A la vuelta tocaba cambio de casa. Y lo hicimos con tiempo, porque el pueblo era Ubiarco y la carretera desde Santillana estaba cortada por obras. La verdad que no fue nada complicado llegar. Y llegamos a una casa idílica. Posada Gema. Sinceramente, una auténtica pasada. Desde aquí quiero recomendarla a todo el mundo. La dueña era una chica majísima y la casa de 10 sobre 10.El pueblo es precioso. Tanto, que ya estamos pensando en volver.
Y de labores también hice algo. En el coche mientras íbamos de aquí para allá. De punto de cruz, que es bastante más cómodo. Ya he acabado otra cosita. De momento de las que que más me corren prisa ya he hecho la mitad.
